
Un equipo de investigadores e investigadoras del Instituto de Automática e Informática Industrial (Instituto ai2) ha diseñado garras robóticas para manipulación y empaquetado de alimentos delicados o deformables, como piezas de carne, pescado o fruta, sin dañarlos. Es uno de los principales resultados del proyecto AGILEHAND, que se encuentra en su fase final y que está financiado por la Unión Europea. En el proyecto participa el Instituto ai2 en colaboración con el CIGIP-UPV (Centro de Investigación en Gestión e Ingeniería de Producción), la Universidad Politécnica delle Marche (Italia), la Tampere University of Applied Sciences de Finlandia, AINIA, Multiscan y diversas empresas punteras del sector alimentario europeo.
En el marco de AGILEHAND se han desarrollado una serie de garras robóticas con materiales blandos, lo que las hace más flexibles que las que hay actualmente en el mercado, así como totalmente configurables según el proceso de producción, sistema logístico o producto a manipular. Las garras son la herramienta principal de los robots colaborativos a los que se han incorporado, incrementando de esta forma la seguridad de los trabajadores que los operan. Carlos Blanes, investigador del Instituto ai2, explica que “las garras han sido diseñadas con lo que se denomina tecnología de soft robotics, es decir, que no contienen articulaciones rígidas, motivo por el que resultan especialmente adecuadas en entornos de colaboración humano-robot. Además, los materiales utilizados son compatibles bajo las normativas de manipulación de alimentos y, al estar fabricadas por impresión 3D, permiten realizar rediseños rápidos adecuándose a las necesidades del producto”, añade el investigador.
Cuatro proyectos piloto industriales
En este sentido, AGILEHAND ha desarrollado prototipos industriales de robots manipuladores para cuatro productos distintos, según su forma y consistencia: para clasificación de naranjas; para clasificación y manipulación de frutos rojos, no muy deformables pero que se rompen fácilmente; para manipulación de pescados congelados, cuyo principal hándicap es que son resbaladizos; y para clasificar, procesar y empaquetar piezas de carne, muy delicadas en cuanto a forma y textura.
Francisco Blanes, investigador del Instituto ai2, explica que el trabajo desarrollado por el ai2 y el CIGIP dentro del proyecto europeo va más allá del desarrollo de garras robóticas. En el marco de AGILEHAND se han desarrollado tres conjuntos de soluciones para la industria de la alimentación. Una para la identificación por visión de la calidad del producto, otra para la configuración automática de la maquinaria (robots, cintas de transporte, clasificadores automáticos), de acuerdo a la calidad detectada. Y finalmente, el set de soluciones de manipulación de productos para robots colaborativos e industriales. En este último ámbito es donde al ai2 ha aplicado su conocimiento en el diseño, prototipado e integración en los casos de uso de soluciones de soft robotics. Actualmente nos encontramos buscando potenciales usuarios de las mismas, más allá de los escenarios de aplicación del proyecto, con el objeto de evaluar su versatilidad en otros entornos”, añade el experto.