Este mes arranca en el Laboratorio de Biología Sintética del Instituto ai2 una iniciativa disruptiva: la residencia de dos artistas que durante un año trabajarán en una obra inspirada en el trabajo científico que se realiza en el centro. La actividad ha sido organizada en colaboración con el Área de Acción Cultural de la Universitat Politècnica de València (UPV).
Las artistas elegidas para llevar a cabo el proyecto han sido Paula Nishijima y Carla Alcalá.
La brasileña de ascendencia japonesa Paula Nishijima es una artista visual cuya obra explora las conexiones entre diferentes disciplinas científicas, teorías decoloniales y cosmologías no humanas. La artista tiene ya una larga experiencia de colaboración con instituciones científicas, biológicas, arquitectos, ingenieros aeroespaciales, programadores y diseñadores. Ha expuesto en Croacia, Polonia, España o los Países Bajos.
“Me interesa mucho el comportamiento colectivo, omnipresente en todos los sistemas vivos. Mi práctica artística aborda cuestiones sobre la colaboración en sistemas descentralizados, en los que los individuos trabajan juntos sin un control central o un líder que les diga qué hacer (por ejemplo, hormigas, abejas y otros enjambres en la naturaleza). Por esta razón, siempre he querido trabajar con microbiología y biología sintética, para ver cómo las partes, las células, cooperan para lograr un objetivo común, sin tener un ‘cerebro’ que ordene sus acciones”, explica la artista.
“En el caso de la residencia artística en el Laboratorio de Biología Sintética, también tengo curiosidad por saber cómo se considera el factor cooperación desde el punto de vista científico-técnico de la bioingeniería. Por ejemplo, ¿cómo se mide el éxito de la interacción entre bacterias sintéticas y moléculas naturales? ¿Hasta qué punto es programable la evolución de la vida sintética a través de relaciones simbióticas, si la vida está en constante cambio? Son preguntas que quiero abordar durante la residencia en el Laboratorio de Biología Sintética del Instituto ai2 de la UPV”, añade.
Por su parte, Carla Alcalá es una joven diseñadora industrial cuyo interés principal reside en la investigación de materiales. Ha trabajado para importantes estudios de diseño, como MUT Design y Closca, y recientemente ha realizado una residencia artística en Francia. Sus proyectos se han expuesto en diversos países europeos. “Me fascina la colaboración interdisciplinaria entre arte/diseño y ciencia/tecnología por sus posibilidades de innovación y diálogo. Esta residencia artística en colaboración con el Instituto ai2 significa una oportunidad para profundizar en mi proyecto a nivel científico y abordarlo desde una nueva disciplina para mí, que es la biología sintética. Supongo que la biología sintética me llama la atención por su cercanía a la disciplina del diseño, en tanto a que se basa en modificar los sistemas naturales para satisfacer las necesidades humanas”, explica la artista.
Propuestas artísticas
Los resultados de la residencia artística de Paula y Carla se expondrán entre los meses de septiembre y noviembre de este año en el Centre del Carme de Cultura Contemporània.
Paula comenta que su idea es “crear una instalación de arte titulada ‘Concurso de simbiosis sintética’, con vídeos y esculturas relacionadas con la biología sintética. Me inspiro en el Torneo Axelrod”, comenta, “un experimento para comparar diferentes estrategias para jugar al ‘Dilema del Prisionero’, una famosa teoría de juego que involucra a dos agentes, cada uno de los cuales puede cooperar para beneficio mutuo o traicionar a su compañero y así obtener una recompensa individual. La narrativa principal de la instalación será una competencia ficticia entre sistemas cooperativos y no cooperativos biológicos para ver cuál de las dos estrategias gana”.
Carla Alcalá explica que su proyecto “trata de estudiar las posibilidades de la cerámica negra como material para el diseño de unos sistemas de bioremediación del agua y el suelo. Junto con el Instituto ai2, estaremos estos meses trabajando para ver cómo a partir de los mecanismos de la biología sintética podemos potenciar la interacción de las bacterias encargadas de la bioremediación con el medio de cerámica negra, ya favorable de por sí. Atravesada por su complejidad a nivel científico, su dimensión histórica y cultural, así como sus posibilidades expresivas, considero que la cerámica negra puede ofrecer una mirada hacia una futura biología sintética que cruce las fronteras entre la ciencia y el arte, donde los organismos sintéticos de la tecnociencia nos permitan abrirnos a una visión más ecológica de nuestra relación con el entorno que nos rodea”.
Otra forma de ingeniería
La biología sintética o ingeniería de la biología es un campo interdisciplinario que combina principios de la biología y la ingeniería. El objetivo es diseñar dispositivos genéticos sintéticos, de manera que las células vivas y organismos en los que se integran realicen funciones específicas o presenten comportamientos deseados que pueden no existir en la naturaleza. Para lograrlo, se recurre a introducir nuevo material genético, modificar el existente o incluso diseñar nuevos sistemas biológicos desde cero. Las aplicaciones de la biología sintética son muy amplias: desde terapias médicas a producción de nuevos materiales de origen biológico destinados a alimentación, fármacos o materiales de producción de diversa índole.
Jesús Picó, investigador del Lab de Biología Sintética del Instituto ai2, comenta que el equipo lleva tiempo colaborando con el mundo de las bellas artes en este tipo de iniciativas. “Empezamos hace unos años con el concurso IGEM de Biología Sintética, en el que algunos de los estudiantes venían del mundo de bellas artes, sobre todo en los aspecto relacionados con el diseño. De hecho, desde hace 3 o 4 años, un grupo de alumnos de la asignatura de “Arte, género y tecnología” del Máster en Artes Visuales y Multimedia visitan el laboratorio para realizar diversas obras inspiradas, por ejemplo, en el movimiento de las bacterias”.
“Somos un grupo multidisciplinar, nos gustan los retos y nos gustó la idea de la residencia artística simplemente movidos por la curiosidad de ver qué resultados arrojaba la visión de un artista sobre lo que nosotros hacemos. Creemos que es una iniciativa que puede servir para reflexionar sobre nuestro trabajo, así como para aportar un punto de vista diferente”, añade Picó.