TAILOR, que arrancó el pasado mes de junio y se prolongará hasta 2023, es la continuación del trabajo de investigación en el que este grupo del ai2 está involucrado desde hace más de una década y cuyo fin último es el desarrollo de un páncreas artificial totalmente automático que mejore la calidad de vida de dichos pacientes.
La investigación desarrollada por el ai2 está orientada tanto a sistemas de páncreas artificial unihormonales, con una única bomba de insulina, como a sistemas bihormonales, con bomba de insulina y bomba de glucagón. El grupo ha desarrollado diversos algoritmos propios de decisión o de control, los cuales se han ido y se siguen validando en diferentes escenarios, con el objetivo de mejorar el control ante ingestas y ejercicio con la mínima intervención posible del paciente.
En relación al ejercicio, en el marco de este nuevo proyecto que arrancó en 2020, se realizará el estudio comparativo entre hombres y mujeres para conocer mejor su impacto glucémico. En él, los investigadores del ai2 colaborarán con la Facultad de Fisioterapia de la Universidad de Valencia y el Hospital Clínico Universitario de Valencia, con quienes pretenden analizar las diferencias del efecto que tiene la realización de ejercicio aeróbico en hombres y mujeres con diabetes tipo 1. Jorge Bondia, investigador principal del proyecto, explica que “el control glucémico en mujeres es mucho más difícil, porque durante el ciclo menstrual las hormonas tienen una influencia enorme. Queremos estudiar, en mujeres, si el efecto glucémico es diferente en las distintas fases del ciclo menstrual y hacer una comparativa de cómo afecta el mismo a los hombres, lo que nos ayudará a personalizar algoritmos de control”, añade.
Pacientes adolescentes y estudio domiciliario
Este estudio no es el único que se llevará a cabo en el marco de TAILOR. También por primera vez en el trabajo del grupo se ha planteado un estudio clínico con adolescentes con diabetes tipo 1. Se llevará a cabo en colaboración con el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, complementándose en población adulta en el Hospital Clínic de Barcelona. El objetivo es evaluar en estos pacientes el sistema de páncreas artificial con detección automática de ingestas desarrollado por el equipo de investigadores.
Además, a finales de este año arrancará el estudio domiciliario con 20 pacientes que estaba previsto para 2020 y que tuvo que paralizarse a causa de la pandemia. En dicho estudio se testará en casa de los pacientes el páncreas artificial híbrido con recomendación de hidratos de rescate desarrollado por el ai2. “Es un estudio estratégico para nosotros y necesitamos hacerlo para avanzar en la línea de investigación. Se empezará en septiembre de este año y durará aproximadamente un año. La idea es comparar nuestra tecnología con la terapia actual bomba-sensor en lazo abierto”, explica Bondia.
Cinco tesis doctorales y colaboración internacional
El proyecto TAILOR y su predecesor han dado lugar a cinco tesis doctorales, tres de las cuales todavía están en curso, a las que hay que añadir una nueva que empezará en 2021, y que han generado no solo colaboraciones internacionales y con empresas de renombre en el sector, sino que todavía contienen diversas líneas de investigación abiertas para perfeccionar el sistema automático de control glucémico.
En este sentido, a lo largo de 2020, los investigadores del grupo Tecnodiabetes trabajaron en algoritmos de detección de ingesta, en cómo estimar perturbaciones debido a la ingesta, pero también ante ejercicio; en cómo integrar esos observadores de perturbaciones en algoritmos de control que eliminan la intervención del paciente, o en estrategias de intervención bihormonal, es decir, que usan insulina y glucagón. “Hemos trabajado también en cómo superar limitaciones de la infusión de glucagón, porque el glucagón tiene efectos secundarios (vómitos, náuseas, etc.), con lo que hay veces que no te va a funcionar para compensar automáticamente, por ejemplo, la hipoglucemia inducida por el ejercicio. En ese caso, hay que sustituirlo por una recomendación de ingesta de hidratos de rescate, pero has de hacerlo de forma que el efecto glucémico sea equivalente”, concreta Bondia.
Todo este trabajo es posible, también, gracias a las colaboraciones internacionales que han surgido a raíz del proyecto. Por un lado, con el Steno Diabetes Center Conpenhaguen y la Universidad Técnica de Dinamarca, para control bihormonal, cuya experiencia en estudios clínicos con glucagón ha permitido disponer de bases de datos clínicos para trabajar. Por otro lado, con la Universidad de Virginia, que ha cedido datos clínicos para trabajar en la mejora de la identificación de modelos a partir de datos de vida libre del paciente; o la Universidad de Padova, que ha dado acceso a los investigadores del ai2 a recursos de simulación y datos clínicos para varias líneas de trabajo en común, entre otras facilidades. “Las colaboraciones internacionales son fundamentales para conseguir datos clínicos. Solo con datos propios serían inviable llevar a cabo nuestro trabajo dado el alto coste, en tiempo y dinero, de la implementación de un estudio clínico”, explica Bondia.