Investigadores del grupo de biología sintética del Instituto ai2 están trabajando junto con la empresa BIOITHAS, AIJU y el Instituto de Tecnología de Materiales (ITM) de la UPV, en la obtención de ingredientes funcionales, nutrientes, prebióticos y probióticos a partir de los residuos de la cerveza, concretamente, del bagazo resultante del procesado de esta bebida.
“La idea del proyecto BIOVALORA es ver hasta qué punto podemos trabajar el enfoque de economía circular de estos residuos, que son sustratos con bastante valor añadido”, comenta Pablo Carbonell, principal investigador del proyecto en el Instituto ai2.
Hasta ahora, los investigadores han trabajado en la obtención de diferentes muestras de bagazo, su caracterización mediante el análisis del contenido en humedad, proteínas, polifenoles, fibras lignocelulosas y otros compuestos de interés; así como su caracterización térmica y morfológica.
“Nuestro rol dentro del proyecto es ver si el bagazo, que ahora se aprovecha, principalmente, para forraje de animales, puede emplearse en laboratorio como medio de cultivo de cepas que aporten un valor añadido en la producción de ciertos productos, como ingredientes funcionales o prebióticos. Los polifenoles son un medio de cultivo muy rico para acelerar la producción y, por tanto, estamos trabajando en esa línea”, explica Carbonell. Las principales aplicaciones del proyecto se verán traducidas en productos nutricionales, cosméticos o terapéuticos.
Dentro del proyecto BIOVALORA, financiado por la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), también se está trabajando en la obtención de productos de consumo relacionados con la cerveza, tales como cajas para el transporte de botellines o posavasos. Esta línea de investigación, en la que trabajará AIJU, se centrará en aprovechar las fibras del residuo incorporadas como cargas a materiales plásticos para fabricar dichos productos.