Un equipo de investigadores del Instituto de Automática e Informática Industrial (Instituto ai2) está trabajando en un proyecto que permitirá que robots colaborativos (cobots) de una empresa de muebles aprendan de los humanos ciertos procesos de producción para poder facilitarles el trabajo a los operarios e incrementar la seguridad en las fábricas.
Esta línea de trabajo se enmarca dentro del proyecto AI-PRISM, financiado por la Unión Europea y en el que también participa, por parte de la Universitat Politècnica de València, el CIGIP (Centro de Investigación gestión e Ingeniería de Producción). AI-PRISM, cuya duración se extiende hasta final de 2025, desarrollará casos de uso similares al del ai2 en empresas de electrónica, alimentación, bebidas, electrodomésticos y fabricación discreta. En todas ellas se buscarán soluciones basadas en inteligencia artificial y centradas en el ser humano, que permitan un ecosistema de cooperación entre humanos y robots en entornos de trabajo de fabricación donde las tareas son difíciles de automatizar, y la velocidad y versatilidad son esenciales. “La idea es desarrollar aplicaciones que enseñen a las máquinas a identificar lo que hacen los trabajadores humanos (dónde miran, cómo se mueven, etc.) y así apoyen y garanticen la calidad de su trabajo, mejorando la capacidad de reacción o evitando situaciones peligrosas”, explica Emima Ioana Jiva, investigadora del ai2 en el proyecto.
Pintar y lijar muebles
Concretamente, la línea de trabajo en la que trabaja el equipo del ai2 y CIGIP, en colaboración con la empresa valenciana Andreu World, aborda el desarrollo un sistema que permita al robot colaborativo aprender de los humanos y ejecutar diferentes tareas de índole más repetitiva, como la pintura o el lijado, de manera que los operarios humanos puedan centrarse en tareas que proporcionen un mayor valor añadido a la compañía. AI-PRISM calcula que esto incrementará en un 20% la productividad del proceso y disminuirá a la mitad los defectos de fabricación.
“Enseñar a un humano a pintar requiere tiempo, pero que un operario aprenda a utilizar un robot que pinta o lija es un proceso de aprendizaje mucho más sencillo y ese es uno de los objetivos del proyecto, acelerar el proceso de aprendizaje de los operarios y, al final, la calidad del trabajo, utilizando a los cobots como soporte y sin que eso suponga una merma de los puestos de trabajo”, comenta Jiva, “sino permitiendo que haya más seguridad laboral y que los operarios puedan focalizarse en otras tareas”.
Asamblea General: 25 socios, 12 países
Este mes, el equipo de AI PRISM, formado por entidades de 12 países, ha celebrado su asamblea general en el País Vasco (en la imagen), donde se han reunido sus 25 socios para desgranar los avances del proyecto.
AI-PRISM tiene como objetivo final que más de 100 trabajadores reciban formación especializada para manejar cobots y herramientas con gran cantidad de datos de una forma fácil e intuitiva. Asimismo, prevé que las lesiones laborales mortales se reduzcan un 10%, y un 20% en los espacios de trabajo de proximidad.